El cáncer de mama es una de las enfermedades cancerosas más frecuentes en mujeres, pero en los último años ha alcanzado un alto porcentaje de supervivencia gracias a los programas de detección precoz y a la mejora de los tratamientos, que cada día son menos agresivos. De hecho, las posibilidades de curación de los cánceres de mama que se detectan en su etapa inicial son prácticamente del 100%.
La técnica utilizada más frecuentemente y con mejores resultados para el diagnóstico precoz es la mamografía, ya que permite al radiólogo especialista detectar pequeñas lesiones sugerentes de cáncer de mama para ser estudiadas y tratadas de la forma oportuna.
Según la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer), la mamografía permite detectar lesiones en la mama hasta dos años antes de que sean palpables y cuando aún no han invadido en profundidad ni se han diseminado a los ganglios ni a otros órganos. Además, cuando el tumor se detecta en estas etapas precoces es posible aplicar tratamientos menos agresivos, que dejan menos secuelas físicas y psicológicas en la mujer.
La dosis de radiación empleada en la mamografía es mínima, por lo que resulta inofensiva y, como vemos, de vital importancia, por lo que los especialistas aconsejan que las mujeres se realicen esta prueba con mayor o menor frecuencia según su edad y su riesgo genético:
Otro método complementario a la mamografía es la exploración física, realizada periódicamente por el médico o por la propia mujer. Sin embargo, este método es poco eficaz y no permite diagnosticar tumores pequeños, que sí serían diagnosticados con una mamografía. Aun así, y ante cualquier anomalía notada por la mujer, siempre es bueno consultar con su médico de cabecera o con su ginecólogo ante cualquier duda.
Hospital Virgen del Alcázar de Lorca
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