Este 4 de febrero celebrábamos el Día Mundial contra el Cáncer, una enfermedad que afecta cada año a 14 millones de personas en todo el mundo. Aunque es necesario remarcar esta cifra, es más necesario aún que las personas no afectadas conozcan la importancia que tiene la detección precoz de una enfermedad como ésta.
En casos como el cáncer de mama o de testículos, la tasa de supervivencia ronda el 85 por ciento de los pacientes afectados, y esto se debe al éxito rotundo de los tratamientos y a la concienciación cada vez mayor de realizarse las pruebas diagnósticas correspondientes para la detección temprana de la enfermedad.
En España, los tumores más frecuentes son los de colon, próstata, pulmón, mama y vejiga. Vamos a hacer un pequeño repaso para saber qué pruebas pueden ayudarnos a detectar cada uno de ellos.
Cáncer de colon: TSOH y colonoscopia
El test de sangre oculta en heces (TSOH) detecta si existe o no sangre en las heces, un indicativo de que algo sucede. Si el resultado de la prueba es positivo se completa el estudio con una colonoscopia para visualizar el origen del sangrado y tomar una muestra para realizar una biopsia.
La población de riesgo medio está formada por hombres y mujeres de entre 50 y 69 años, mientras que los familiares de pacientes con cáncer de colon son considerados población de riesgo alto y suelen incluirse inmediatamente en programas de cribado para realizar la colonoscopia cuanto antes. Se procede rápidamente porque se estima que cerca del 90 por ciento de los cánceres de colon y recto podrían ser curados si se detectasen de modo precoz, antes de que la enfermedad alcanzase sus fases más avanzadas.
Cáncer de próstata: tacto rectal, control de los niveles de PSA y biopsia.
Lo más importante si un paciente presenta síntomas como un aumento de la frecuencia al orinar, dolor o escozor al miccionar o retención urinaria, es acudir al especialista, en este caso, el urólogo, que será el encargado de realizar una primera prueba sencilla pero muy útil: el tacto rectal. Permite palpar la superficie de la próstata situada en la parte anterior del recto, detectando la posible presencia de nódulos, el aumento de tamaño o alteración en los bordes de esta glándula. Por otra parte, la determinación del PSA (Antígeno Prostático Específico) que se obtiene mediante un análisis de sangre, es una prueba diagnóstica para establecer la sospecha de cáncer de próstata. Los valores normales del PSA pueden variar en ausencia de cáncer, simplemente, por razones de edad y volumen prostático, por lo que siempre es conveniente un seguimiento personas por parte del urólogo.
La biopsia de próstata constituye la prueba determinante en el diagnóstico y consiste en la obtención de muestras de tejido prostático con la ayuda de un ecógrafo transrectal. Esas muestras se analizan, confirmando si están o no afectadas por cáncer.
Cáncer de mama: la mamografía
El mayor porcentaje de pacientes afectadas por rango de edad se encuentra entre los 45 y los 65 años, por lo que en esta etapa de la vida es importante acudir al especialista una vez al año para descartar problemas. De hecho, acudiendo a un ginecólogo para una revisión completa, puede prescribirnos la realización de una mamografía y descartamos también cualquier tipo de problema en el útero o los ovarios. Actualmente se están llevando a cabo programas de sreening de cáncer de mama dirigidos a mujeres en este rango de edad, realizándoseles mamografías cada uno o dos años.
Cáncer de pulmón: radiografía de tórax
Es el cáncer más frecuente en el mundo y todos sabemos que el tabaco es una de las principales causas, sin embargo, no existe un método de detección precoz con eficiencia demostrada. Una persona fumadora y con antecedentes familiares debe estar alerta ante los posibles síntomas, aunque en este caso, son visibles de forma tardía: tos, esputos con sangre, dolor torácico o disnea (sensación de falta de aire). La radiografía de tórax, en la que se aprecian las manchas en los pulmones, o el análisis de los esputos, son las pruebas más frecuentes con las que se diagnóstica este tipo de tumor.
La broncoscopia, que se utiliza para examinar la tráquea y los bronquios directamente desde el interior. Esta técnica nos permite además al neumólogo tomar muestras de las lesiones sospechosas.
Cáncer de vejiga: ecografía urinaria
En este caso tampoco existe una prueba diagnóstica que pueda detectar este tumor en una fase muy temprana. Será siempre el médico quien valore la necesidad de completar su estudio con una serie de pruebas: análisis y citología de orina, que permiten visualizar células malignas en la orina, detectando así la presencia de un carcinoma.
La ecografía urinaria es la prueba más fiable para determinar el tamaño del tumor en la vejiga, así como el estado de los riñones y del hígado para descartar metástasis en este último. Por supuesto, a través de una cistoscopia también se puede extraer tejido de la vejiga para hacer una biopsia.
Además de las técnicas médicas de diagnóstico precoz, es muy importante que todos conozcamos los síntomas: presencia de un nódulo o bulto en cualquier parte del cuerpo, dolor persistente sin causa aparente, una mancha o lunar que cambia de forma, tamaño o color, sangrado anormal, tos persistente, cambios en los hábitos urinarios o intestinales, pérdida de peso injustificada… Ante cualquiera de estos síntomas, lo principal es mantener la calma y acudir al especialista adecuado. Él será quien prescriba las pruebas oportunas para cada caso.