Llega septiembre y comenzamos a retomar muchas cosas que teníamos casi olvidadas. Nos despedimos de las vacaciones y retomamos las rutinas que teníamos establecidas, algo que en muchas familias es sinónimo de tensión, estrés y ansiedad.
El síndrome postvacacional es un proceso de adaptación que presenta sus síntomas, es una respuesta de estrés absolutamente adaptativa y normal que nos posibilita que volvamos a retomar el ritmo normal en el que funcionamos el resto del año. No es una enfermedad, es un conjunto de síntomas que suele durar aproximadamente una semana, no más.
En torno a un 45% de los trabajadores en España sufren malestar físico y emocional en el momento en que se incorporan al trabajo después del periodo de vacaciones y hace que su rendimiento laboral y su vida familiar y personal se vean afectadas. Pero no solo nos afecta a los adultos, también a nuestros hijos. Entre los pequeños, el síndrome postvacacional puede manifestarse tanto conjunta como de forma independiente y la gama es bastante amplia: tristeza, irritabilidad, alteraciones del sueño, falta de concentración, decaimiento, nerviosismo, fatiga, pérdida de apetito, aparición de molestias corporales difusas, diarreas o vómitos. No debéis alarmaos si vuestros niños manifiestan alguno de estos síntomas durante la primera semana o la anterior de la vuelta al cole. Si persisten, seguramente hayan otros problemas asociados que sí habrá que consultar.
¿¿Qué podemos hacer nosotros para minimizar la posibilidad de que aparezcan?? Pues muchas cosas, como siempre.
Las vemos:
1- La regla de oro es saber que cada niño es diferente y tenemos que tenerlo presente para saber cómo debemos ayudarlo.
2- Observar y describir de forma clara cómo se comportan los niños, para saber qué comportamientos debemos ir modificando.
3- Realizar los cambios de forma progresiva desde tres o cuatro días antes de la vuelta al colegio. Ir adaptando horarios de sueño porque ya no vale acostarse y levantarse cuando ellos quieran.
4- Establecer las rutinas que vamos a ir teniendo a lo largo del curso. Por ejemplo: el esquema bañarse-cenar-dormir.
5- Hablar de los nuevos propósitos de cara al curso escolar.
6- Intentar ver a los compañeros del cole un par de veces antes de empezar y quedar a merendar o jugar en el parque.
7- Dejad que los niños os acompañen en los preparativos del curso escolar como compra de materiales, libros, uniformes, etc.
8- No estéis hablando constantemente de la vuelta al colegio ni lo hagáis de forma negativa.
9- No les sobrecarguéis de preocupaciones previamente con todo lo que les espera ese curso.
10- Si los notáis preocupados, no le quitéis importancia porque eso la aumentará. Transmitidles que los entendéis y que a vosotros también os pasa (¿O NO?)
Os repito: el síndrome de estrés postvacacional no es una patología, es un conjunto de síntomas que aparecen en un periodo de adaptación concreta. Pero, evidentemente, si no estamos un poquito pendientes de ello con respecto a nuestros niños, la vuelta al cole puede ser un poquito más compleja de lo que ya es.
Lo que cuesta asumir rutinas, ¿verdad?
¡Feliz inicio de curso y feliz todo, mamás, papás y adultos responsables!
Nos vemos prontito.
Amor García Mula
Psicóloga Infantil y Juvenil