Niños, adolescentes y nuevas tecnologías. Cuidado con las líneas a cruzar.

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La tecnología se ha convertido en una herramienta básica de comunicación, de aprendizaje y de juego en nuestros hogares; pero irrumpió de manera desmesurada en nuestras familias durante el confinamiento, llegando a aumentar el uso de internet un 180% con respecto a meses anteriores, una cifra verdaderamente preocupante por las consecuencias que está generando en niños y adolescentes. Si ya antes de esta pandemia un 21% de los jóvenes españoles de entre 14 y 18 años presentaban adicción a las pantallas, preocupa cómo irá este porcentaje actualmente.

Está claro que no podemos prescindir de ellas llegados a este punto, pero sí podemos cambiar algunos hábitos para intentar minimizar sus efectos a corto, medio y largo plazo, o intentar prevenir algunas de sus consecuencias, ya que los casos que llegan a consulta relacionados con la dependencia que les genera, aumenta exponencialmente cada día.

Muchos trastornos relacionados con el sueño, el comportamiento, la concentración, la sociabilidad, la alimentación, el control de impulsos, la autoestima y un largo etcétera van de la mano del uso excesivo o del mal uso de las nuevas tecnologías, así que no estamos ante algo que debamos obviar. Como padres podemos tener en cuenta algunas opciones cuando vayamos a plantear la relación que nuestros hijos van a tener con las nuevas tecnologías. Las vemos:

  1. Retrasar todo lo que se pueda el que tengan móvil con acceso a redes sociales. Antes de los 12 años no es recomendable.
  2. Replantearse si las consolas o videojuegos van a ser un buen regalo para nuestros hijos en base a las consecuencias que van a conllevar.
  3. Hablar con ellos sobre los peligros que implica la red y sobre la importancia de ser críticos con la información que se encuentra en internet.
  4. Respetar las recomendaciones con respecto a la edad, tiempo de exposición y uso de pantallas, aplicaciones y juegos.
  5. En cuanto a videojuegos no es recomendable estar más de una hora seguida jugando y tampoco usarla los días de semana cuando hay colegio e instituto. Hay que establecer periodos descanso entre partida y partida y, a ser posible, que no jueguen solos.
  6. No usarlas antes de los 3, 4 años como elemento de distracción o mientras los niños desarrollan rutinas básicas como comer, ir al baño o prepararse para dormir.
  7. Establecer normas consensuadas a partir de los 8-9 años en cuanto al tiempo ,y límites para utilizarlas en determinados momentos o franjas horarias del día.
  8. Nunca utilizarlas antes de dormir. Debemos “desenchufar” con una hora de antelación como mínimo.
  9. Restringir que los niños usen las pantallas en privado, sobre todo cuando son más pequeños.
  10. Tener en cuenta las edades de los niños que tienen hermanos. Las “reglas “ para una edad no valen para otra.
  11. No usar jamás como premio o castigo a no ser que tenga relación con ellas , es decir, si se ha incumplido los límites que previamente teníamos establecidos.
  12. Tener herramientas de control parental e ir suprimiéndolas a medida de su edad o maduración.
  13. Revisar el historial de navegación cada cierto tiempo y explicarles las consecuencias de ver contenidos inadecuados.
  14. Crea un clima de confianza con tus hijos para detectar señales de ciberacoso en cualquiera de sus variantes.
  15. Establecer periodos de descanso cada 40 minutos cuando las pantallas se tengan que usar para tareas escolares.
  16. Proporcionar alternativas de ocio y tiempo libre.
  17. Ser nosotros un ejemplo de uso responsable de internet, ya que tendemos a pedir algo que no hacemos.
  18. Estar alerta de cualquier síntoma de posible adicción y solicitar ayuda profesional cuando haya signos de alarma. En la mayoría de los casos se actúa tarde.

Hay muchas señales que nos van a indicar que algo no va bien y a las que debemos prestar atención. Irritabilidad, síntomas depresivos o de ansiedad, cambios en los horarios de sueño o comida, sensación de perder el control sobre el tiempo que le dedican a las pantallas, ideas fantásticas, agresividad o dar prioridad absoluta sobre actividades importantes como las tareas escolares o el tiempo que pasan con familia y amigos, son signo de existe dependencia. Además, como padres, tendréis la sensación de que también habéis perdido el control, que cada día vuestra familia está más alterada y que los conflictos con vuestros hijos se multiplican.

Existe un trastorno de adicción a internet (TAI) que cada día es más frecuente entre los niños y adolescentes y que cursa con un cuadro sintomático preocupante. Es importante aplicar todas las recomendaciones para prevenir los problemas derivados del uso de las pantallas. Es igual de importante aprender a diferenciar el uso del abuso, y es fundamental tener en cuenta que entre la dependencia y el trastorno hay una línea muy fina que se cruza en cualquier momento.

“Estaremos realmente atrapados con la tecnología cuando todo lo que realmente queramos sean sólo cosas que funcionen”. Douglas Adams.

Amor García Mula. Psicóloga Infanto-Juvenil.

Hospital Virgen del Alcázar de Lorca

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